MI MÚSICA EN TMB
Emulando a ABBA y su cancón THANK
YOU FOR THE MUSIC. .. quiero dar las gracias a las canciones que transmiten
emociones…
Emociones, y no gratas, es lo que
me hace sentir el transporte público.
Cada día de todos los días los
usuarios de los transportes públicos nos enfrentamos a la misma tortura.
La risa que me da cuando
promueven el transporte público. JA.
Empezaron hace unos años por ir
quitando líneas de autobús, ya sabes, nosotros pagamos y ellos nos quitan
servicio. Lo normal. Grrr.
Y no queda ahí la cosa; luego les han cambiado la numeración.
Imagínate. Toda la vida cogiendo el 73 y ahora es el H4. Y para qué? Horizontal
y vertical? Y a nosotros qué más nos da! Sí, sí, que nos dicen que ponen más.
MENTIRA.
Luego nos quitan paradas. Para
agilizar la fluidez? En hora punta hay unas colas en las paradas que quitan el
hipo. Con lo cual, cuando para el autobús, se queda quieto hasta que se llena. Ala.
Diez minutos más.
Ah. Y otra cosa. Por experiencia
propia. Vas a una parada, ves los autobuses que van a tu destino y coges el
primero que llegue. Pero AYYYY. Como ahora están los H y V, de éstos tenemos
mil que resulta que no van donde iban antes, y los otros que no tienen letra
delante han sido olvidados y pasan cada media hora. Y atentos! Resulta que son
precisamente los que la gente más coge. Triste ¿no?
El usuario es ignorado,
despreciado y olvidado. ¿Cómo no?
En mi caso he de coger metro y
autobús para llegar a mi destino. Hora y cuarto de suplicio.
Y podría hacer trasbordo, pero al
llegar al andén del susodicho me encuentro con que hay tantísima gente que he
de esperar dos o tres trenes para poder entrar. Eso si tengo suerte, con lo
cual ya he desistido. Así que bajo del
metro, voy a la parada del autobús (que hace recorrido por una de las arterias
de mi ciudad y que siempre está colapsada por el tráfico), me espero en la parada, en el mejor de los casos
unos diez minutos a que llegue, no uno, sino dos o tres autobuses del mismo
número que se han ido atrasando y han coincido, y subo.
Ahí empieza la odisea autobusera.
Menos mal que llevo puestos los
cascos y me relajo con la música, sino más de un día estallaría.
Como he dicho antes, cuando
consigues subir al autobús te encuentras con que está tan a rebosar que no puedes llegar ni a picar
el ticket. Hay que esperar a que el
autobusero, con voz diligente, grite a lo bestia: TIREN PARA ATRÁAAS.
Y de risa, ahora se ha puesto de
moda que en ciertas paradas hay dos señores uniformados que se dedican sola y
exclusivamente a vigilar si el autobús está lo suficientemente lleno como para
que, cuando te dé una lipotimia (que te dará) no te caigas al suelo. Y los ves
que van oteando por cada puerta a ver si hay huecos libres. Entonces te
empujan, verbalmente, claro; a que circules. Ya sabes, si hay huecos y caes al
suelo a TMB le cuesta una reclamación,
mientras que si está hasta los topes no hay posibilidad. Los pobres usuarios
nos aguantamos los unos a los otros.
Y tras una larga agonía de un
recorrido que podría durar diez minutos y dura cuarenta, de tener que estar
como sardinas en lata, aguantando olores, empujones y toda clase de historias
que casi todos hemos sufrido, doy gracias a mi música, que me aísla del día a
día.
Oh. Sí. Doy gracias a la música
porque si no creo que me hubiera vuelto una asesina en serie!
A los que me veis. Vigilad que lleve cascos!
M. Elena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario